Por quinta vez en su historia, el electorado de guinea-Bissau está de nuevo invitado a decidir el destino del país de Amílcar Cabral. Después de haber ganado su independencia proclamada unilateralmente en 1973 y reconocida por Portugal en 1974, Guinea-Bissau nunca conoció largos periodos de estabilidad política y militar, incluso después de haberse adherido al viento de la democratización del suelo africano. Vivió de golpe en golpe, cuyo último fue en 1998 y que arrastró al país para una guerra civil que duró 11 meses, seguidos después por un periodo de transición que terminó con las elecciones generales de 1999/2000. Sin embargo, en 2003 los militares deciden destituir al Dr. Kumba Ialá de la presidencia de la república, lo que obligó nuevamente a comenzar un periodo de transición que esta vez terminaría en 2005 con el regreso del exilio de Nino Vieira de Portugal y consecuentemente con su elección por tercera vez para el más alto cargo de la nación.Este pequeño país turbulento de Africa Occidental tiene 36. 125 Km2 de superficie y cuenta aproximadamente con una población que ronda 1.586.000 conforme el último empadronamiento. La principal actividad del país es la agricultura y el comercio, siendo este último completamente dominado por sus vecinos del norte y de sur, respectivamente por los senegaleses y por los guineanos de Conakry, hecho que también repercute mucho en su crecimiento anual de sólo 3% y con un PIB per cápita de 736$ que es repartido simultáneamente por el sector primario con 61,8%; sector secundario con 11,2% y sector terciario con 27%. La esperanza de vida es de 44,5 la mortalidad infantil ronda unos 119,7 y con un analfabetismo de casi 60%. Es pues en este desastre económico que el país va a hablar políticamente en el próximo día 16 de Noviembre eligiendo sus representantes parlamentarios.A nivel político, el país cuenta con dos grandes contrariedades, la primera de las cuales tiene que ver con la fragmentación política o partidaria que en este caso beneficiará sobre todo al histórico partido fundado por Amílcar Cabral, el PAIGC y el partido del líder populista recientemente convertido al Islam, el Dr. Kumba Ialá. La reconciliación reciente hecha dentro del PAIGC con la reelección del antiguo primer ministro, el señor Carlos Gomes Júnior para el cargo del presidente del partido va a ayudar a concentrar votos para el PAIGC, y por otro lado, la popularidad de Kumba Ialá y su conversión al Islam también les serán recompensados. Es pues en esta lógica que algunos pequeños partidos decidieron formar una coalición para intentar evitar que haya una mayoría absoluta en el parlamento por parte de estos dos partidos. La segunda contrariedad tiene haber con la consolidación de la solidaridad étnica y religiosa que se va a expresar en el momento de los votos. Naturalmente los partidos criollos no pueden contar con esta solidaridad, ya que sus líderes son normalmente Guineanos de origen caboverdiano, portugués o libanés. Es el caso del presidente de una de las dos coaliciones, el señor Amine Saad que es guineano de origen libanés, sin embargo es presidente de la Unión para el cambio (UM) y presidente de la coalición de cuatro pequeños partidos (Alianza de fuerzas patrióticas). Por luchas internas y por irregularidades burocráticas, algunos partidos históricos no van a poder participar en estas elecciones, es el caso de la FLING y también de la RGB (Movimiento BA-FATÁ). En una entrevista concedida a la BBC para África Amine Saad decía, "Tenemos un país en que la puesta en marcha de las instituciones es todavía un hecho débil. Cualquier mayoría absoluta puede transformarse en una dictadura absoluta. Por ello el propósito de la coalición es imposibilitar que el PAIGC o PRS ganen las elecciones con mayoría absoluta. No queremos que el PAIGC deje de ser partido único para ser el único partido de Guinea, no queremos que el PRS sea partido absolutista. Tenemos que concurrir, tenemos que juntar esfuerzos para alcanzar un buen resultado que impida al PAIGC o al PRS ganar elecciones con mayoría absoluta ".Sin embargo, el mal de Guinea-Bissau del cual ciertamente se hablará en esta campaña electoral no está sólo en el malestar de las instituciones políticas y militares, el malestar está sobre todo en la cuestión de la droga que preocupa prácticamente a todo el mundo. La flojera institucional transformó el país en un Estado de narcotráfico con una implicación seria de muchos dirigentes políticos y militares. La pasada semana, el subsecretario general para asuntos políticos de Naciones Unidas, el norteamericano B. Lynn Pascoe, refiriéndose a Guinea-Bissau decía: “Si bien Guinea-Bissau tenía recorrido un largo camino desde la guerra civil de 1998-1999, todo lo que se consiguió hasta ahora en el establecimiento de un gobierno democrático y de una cierta estabilidad quedará en peligro si no se afronta enérgicamente la amenaza que es constituida por el narcotráfico”. En la misma línea, Ban Ki- Moon el secretario general de las Naciones Unidas alertó que el país se está convirtiendo en un mercado de droga, pidiendo por ello al Consejo de Seguridad que plantee sanciones eventuales contra Guinea-Bissau. El problema del narcotráfico es un gran peligro para el país porque puede contribuir a desviar la atención de la comunidad internacional con relación a la fiscalización de los recursos recientemente descubiertos en Guinea, los bloques de petróleo y bauxita. Soeres Sambu, el ministro de Guinea-Bissau de los Recursos naturales, afirmó recientemente a la Agencia Lusa en Lisboa, que los 14 bloques de petróleo descubiertos ya están prácticamente vendidos o reservados, sin embargo no aceptó dar más explicaciones sobre el dinero.Así, mientras la comunidad internacional está centrada en la cuestión de la droga, la sociedad de Guinea-Bissau continuará siendo comida por la corrupción política y militar. En este momento los profesores continúan reclamando sus sueldos atrasados y el cólera sigue provocando víctimas entre las poblaciones. Todos estos hechos importantes quedaron en un segundo plano porque la principal preocupación de la comunidad internacional es hacer que la droga no entre hacia Occidente a través de las puertas de Guinea-Bissau. Cualquiera que sea el resultado en las elecciones, la situación no va a cambiar ni para el país mucho menos para la población porque hay divisiones profundas en el seno de las fuerzas armadas, el cuerpo político y las instituciones de Guinea-Bissau son rehenes del conflicto militar. A pesar de la inestabilidad, la tasa de crecimiento ha venido aumentando desde el 2003 y en 2006 creció 4,6, con una inversión extranjera de 10 millones y una importación de 176 millones de dólares.
PS: DECIDIMOS PUBLICAR ESTE ARTIGO AGORA NESTE MOMENTO POR CAUSA DE SUA "ANTECIPADA" VISÃO ESCATOLÓLICA
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